Qué tal? Mi nombre es Maria Catalina y soy una estudiante de secundaria que realizó este proyecto de Historia y ciencias sociales referido al exilio chileno y a la limitacion de ingreso al pais durante la dictadura de este. Los invito a leer y reflexionar sobre este tema y los antecedentes del mismo.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

El golpe militar en 1973 y la muerte del presidente salvador allende fueron percibidos por muchos como un desastre irremediable que destruía un camino inexplorado de cambio social y político que pretendía llegar al socialismo por métodos no insurreccionales, utilizando instrumento de la legalidad vigente conquistados por el pueblo, evitando el dolor de la lucha armada. Ese anhelo era compartido por muchas naciones, especialmente por Europa y América latina, que apoyaron el proyecto de la unidad popular  en medio de las maniobras desestabilizadoras impulsadas por estados unidos y la oligarquía chilena que empezó a conspirar mucho tiempo antes que el presidente allende asumiera el gobierno. La causa de Chile concitó enorme adhesión, como en su tiempo la España republicana agredida por el fascismo.
El golpe de estado y la brutal y sistemática represión que lo siguió hicieron que miles de chilenos debieran abandonar el país en las primeras semanas y meses de una dictadura que prometía erradicar el marxismo en chile. Fue la avanzada de una caudalosa corriente de exiliados que se mantuvo durante la permanencia del régimen militar. Al principio fueron dirigentes políticos que habían participado activamente en el gobierno popular; después vendrían militares de menor jerarquía, opositores sin militancia y expulsados por el régimen, y más tarde salieron aquellas personas que el régimen los dejaba sin trabajo, con sus derechos laborales vulnerados y hasta sin posibilidades de protestar porque la represión amenazaba su libertad y también sus vidas. Así fue como en los 17 años del gobierno militar salieron al destierro cientos de miles de personas.

El exilio chileno

El exilio como el alejamiento forzado de una persona de su patria es una definición literal que cualquier persona puede manejar, pero de ninguna manera podremos comprender a cabalidad la cantidad de emociones y sentimientos que esta palabra causa a una persona que ha sido desarraigada de su historia y que ha debido continuar una vida lejos de sus vínculos más íntimos, por tanto, es nuestro deber recuperar los testimonios de aquellas personas que sufrieron en carne propia el resultado de un proceso histórico marcado por la polarización de convicciones ideológicas evidentemente políticas y que han dejado una marca indeleble en nuestra historia como país.
Sin embargo, el exilio parece ser una consecuencia necesaria de toda dictadura ya que en su naturaleza misma está la persecución a los vencidos y a los opositores que no se someten al miedo ni a la uniformidad de pensamiento que imponen los que mandan.

"L" Limitación de ingreso

La letra L estampada por la dictadura en los pasaportes de muchos chilenos exiliados se convirtió en una marca que patentizaba la exclusión del país por un tiempo indefinido. Un estigma, L de limitado, significando que tal documento era valido solamente para desplazarse fuera de las fronteras del territorio nacional.
Poco tiempo después de que numerosos chilenos detenidos por razones políticas fueran expulsados del país o se les conmutaran las penas de presidio por extrañamiento, se implemento esta modalidad para que salieran con un pasaporte que indicaba en cada una de sus páginas: Solo válido para salir del país, decreto ley 81-73, no revalidable. A poco correr el tiempo, el régimen cambio esa leyenda por una L, simplificación que indicaba que el documento otorgado a las personas el país por esas causales no podían regresar a él.
Pero no solo fueron los expulsados y los que conmutaron las penas del presidio por extrañamiento los que recibieron sus pasaportes marcados con una L. Ya en el extranjero, las personas que se asilaron, las que abandonaron el país sin sujetarse a las normas establecidas por la dictadura y algunas que se acercaron a organismos humanitarios, vieron como la revalidar ese documento en los consulados se les entregaba con una letra L grabada.
Además, amparado en las amplias causales de los decrets ley 81 y 604 y del articulo 24 transitorio de la constitución de 1980 para expulsar del país y prohibir su ingreso a él, el régimen aplicó también esa medida en contra de personas que, a su juicio, realizaban en el exterior, actos contrarios a los intereses de Chile, o que constituían un peligro para el estado.
Tanto este signo introducido en el pasaporte de algunos desterrados como las arbitrarias listas de autorización o prohibición de ingreso al país y los decretos exentos (publicados en el Diario Oficial) dictados en igual sentido, sembraron los días del exilio con una brutal incertidumbre. Ninguna persona podía tener total certeza que al ir a revalidar su pasaporte este no iba a tener estampada una L, o bien, si su nombre aparecería en una lista de prohibición o autorización de ingreso a Chile, en ella misma, su familia o parte de ella, como frecuentemente ocurrió.
El exilio fue otra de las formas de represión ejercidas en la dictadura Chilena, que por su arbitrariedad y secretismo logro acrecentar la indefensión de los desterrados. Desperdigo familias y quebrantó vidas. Con ella, la dictadura violó reiteradamente las normas nacionales e internacionales respecto al derecho de vivir, de entrar y salir libremente del territorio nacional.

Fotografias del Libro Memoria Gráfica del exilio chileno 1973-1989

Los decretos del destierro

Para expulsar del país a los afectados y mantenerlos fuera de él, el gobierno se amparó en las atribuciones emanadas de los diversos estados de escepcion jurídica que estableció durante su gestión. Con este propósito dictó un conjunto de decretos  y decretos exentos que facultaron al Ejecutivo para ese proceder arbitrario que perduro hasta cerca del final de la dictadura.
Asi fue como después de casi dos meses del golpe de estado, el 6 de noviembre de 1973 se publicó en el Diario Oficial el decreto ley 81, por el que sometió a la discrecionalidad de la autoridad administrativa del derecho a vivir en Chile. El artículo 2 de este decreto de ley facultó al Presidente de la República para disponer la expulsión o el abandono del país de personas extranjeras o nacionales; en tanto que el artículo 3 dispuso:

…los que hubieran abandonado (el país) sin sujetarse a las normas establecidas, hubieran sido expulsados u obligados a abandonar el país o estuvieran cumpliendo penas de extrañamiento, no podrán reingresar sin autorización del Ministro del Interior, la que deberá solicitarse a través del consulado respectivo. El ministro del Interior podrá denegar, fundamentalmente, por razones de seguridad del Estado,la autorización solicitada.
Este fue el destino que tenían marcado algunos de los prisioneros de los campos de concentración de Dawson, Puchuncaví, Chacabuco, Tres Álamos, Pisagua, entre otros, cuando debieran parir al destierro.
Complementario al decreto ley 81 fue el decreto ley 604 del 10 de agosto de 1974, que expresó:

Se prohíbe el ingreso al territorio nacional a las personas nacionales o extranjeras, que… a juicio del gobierno constituyan un peligro para el estado… Tratándose de chilenos, el Ministro del interior dictará un decreto supremo prohibiéndose su ingreso al país y la autoridad administrativa correspondiente ordenará la cancelación del pasaporte, en su caso.

Chilenos exiliados en Suecia

Cualquier persona que se halle en Suecia se sorprende por la gran cantidad de chilenos que allí encuentra. Así lo demuestra el censo realizado en el 2005 por el Instituto Nacional de Estadística (INE) junto con la Dirección de Chilenos en el Exterior (DICOEX), y cuya cifra oficial supera los 42.000 residentes. En cualquier caso, ese número no refleja a los chilenos que por temor a ser expulsados -al estar viviendo en Suecia de manera ilegal- no se inscribieron en el consulado y tampoco a un sector radicalizado de ex exiliados que por no estar conformes con el gobierno, optaron igualmente por no hacerlo.

Estas cifras resultan sorprendentes porque Suecia hasta 1973 nunca fue un país receptor de chilenos, a diferencia de Australia, Estados Unidos o Argentina. Una semana antes del golpe, únicamente alrededor de 90 chilenos radicaban en Suecia, en su mayoría estudiantes o trabajadores temporales, una cifra que se multiplicó estrepitosamente a partir de ese mismo mes año a año hasta 1990. Hoy día la comunidad chilena se ha mantenido prácticamente igual a la de 1990, pues los chilenos que han seguido llegando al país escandinavo compensan el número de los exiliados que han ido retornando a Chile o falleciendo.
Según el Ministerio de Inmigración de Suecia, los chilenos representan prácticamente a la mitad de los latinoamericanos que viven en ese país, seguidos en un número muy inferior por colombianos y peruanos. Además, en el ceso del 2005 de la DICOEX, aparece que la dos primeras razones por las cuales radican los chilenos en Suecia son por causa familiar (39,5%) y política (38,5%). Suecia es justamente el país europeo con un número más alto de chilenos, y tercero en el mundo después de Argentina y Estados Unidos. Y en términos de porcentaje con la población local, la primera en el mundo, lo que significa que su presencia sea mucho más visible, acentuada además porque la diferencia cultural con el país escandinavo es mucho mayor que la existente en Argentina o Estados Unidos.

El Retorno a un Chile desconocido

En 1990 se creó la oficina nacional del retorno, además surgieron programas específicos a cargo de ACNUR, CIME, FASIC, la vicaria de la solidaridad, PREAL, comité pro retorno entre otros, principalmente destinada a enfrentar estas dificultades que eran el problema de de la mayoría de los exiliados que estaban repartidos por Europa. Se recibe en algunos casos  la ayuda del gobierno para poder volver al  país, esta ayuda corresponde en la facilidad de traer todo sus bienes y además un préstamo que le servirá para emprender un negocio para poder vivir dignamente en Chile.
Sin embargo, El 11 de Diciembre de 1989 al ocurrir el triunfo del candidato de la concertación en las elecciones presidenciales, nuevamente llega un momento muy decisivo para la vida de las personas exiliadas ya que tras vivir 18 años en otros países como por ejemplo Holanda o Suecia, y después de haberse acostumbrado a una cultura completamente distinta a la que les pertenecía y sobre todo al considerar las ventajas que tiene vivir en un país desarrollado, se enfrentan a la disyuntiva de quedarse en estos países con una vida ya reconstruida o regresar a su país de donde habían sido expulsado años atrás.
En efecto el retorno significa una serie de grandes problemas; volver a una sociedad que ha cambiado radicalmente y que prácticamente no tiene parecidos al lugar donde fue exiliado y debió vivir por 18 años, además surgen los problemas de empleos, vivienda, salud, previsión, etc. la decisión se  toma después de reflexionar y pensar que francamente seria una inconsecuencia quedarse en aquel país después de haber luchado por tanto tiempo, para que la democracia volviera a su país, después de haber trabajado para que en Europa por ejemplo, la gente que ahí habitaba no se olvidara de lo que ocurría en Chile. Entonces, después de las reflexiones,  algunos decidieron volver a Chile.